"Con este procedimiento pretenden “salvar el capitalismo” o incluso “refundarlo”. Sabiendo por Dickens y Marx cómo se fundó el capitalismo, más vale andarse con cuidado. Lo que se avecina, si los progresistas que promueven un “capitalismo verde” logran sus objetivos es sumamente inquietante. Si lo hacen tendrán en sus manos un dispositivo de sumisión prácticamente ilimitado, pues ellos mismos podrán, al igual que la Mafia o el Leviatán, generar la amenaza frente a la cual nos ofrecerán protección a cambio de obediencia. Sólo la desactivación del mecanismo capitalista que produce y reproduce la catástrofe ecológica y sanitaria que amenaza hoy a la especie humana puede impedir que se verifique la peor de las hipótesis. Sin una salida del capitalismo, la agravación tendencialmente ilimitada del desastre que ya existe se asociará a una profundización de la sumisión de los individuos y las sociedades a un poder legitimado por su promesa siempre insuficientemente cumplida de paliar los efectos catastróficos de su propia actuación. La "doctrina del shock" de Naomi Klein parece un diagnóstico optimista de nuestra situación. Según ella, el capitalismo aprovecharía los desastres naturales y bélicos para establecer nuevas condiciones de explotación. Sin embargo, el capitalismo no sólo aprovecha los desastres como "externalidades positivas", sino que es perfectamente capaz de producirlas por sí mismo en el marco de su funcionamiento normal. La situación normal y la catástrofe resultan inseparables, al igual que en el terreno político son indisociables el Estado de derecho y la dictadura basada en el estado de excepción. Esperemos que la necesaria insurrección no llegue demasiado tarde."
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